El gusto de saborear la caza

9 diciembre, 2011 • Pluma invitada

A lo largo de las últimas jornadas vengo saboreando la caza de una manera especial y auténtica. Esa caza salvaje que te lo pone difícil, que sabe moverse por su casa como nadie y que tan solo te concede una oportunidad.

Esos animales que te dan aliento para subir los cerros y que te lo acaban quitando de un plumazo con una de sus maravillosas jugarretas. Son jornadas que cuando todo se hace bien a veces te apremian, pero cuando las cosas se hacen mal, siempre te castigan.

Este pasado miércoles hablaba con un usuario riojano sobre este tipo de caza y da gusto entablar lances, ver cómo se saborea, cómo se trabaja y cómo se honra. Le mencioné que estuve dos años realizando sueltas para un coto social extremeño y la gente lo único que quería era pegar cuatro zurriagazos, tomar un tentempié y salir escopetado para casa. Quien realizaba la suelta de madrugada, siempre corría con la responsabilidad de aguantar  la bulla por sembrar las piezas hondonando más allá de los primeros diez metros de monte. Ni mucho menos, nadie esperaba unas simples palabras de agradecimiento.

Y lo peor es que me temo que esto no solo pasaba en aquella sociedad, si no que se está convirtiendo, lamentablemente, en la rutina de muchos otros, en su día, buenos cazaderos.

Soy el primero y no el último que disfruta en una jornada de caza sembrada con sus amigos, pero también soy el que disfruta de la verdadera esencia de la caza sabiendo lo que quiero para mi día a día. Pues eso amigos… ¡Salud y buena caza!


Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *